Sabedme de aquel español, si viene de la tierra echado,
si fuere conde o rico omne, véngame besar la mano,
si fuere omne de buen logar, tome mio mayoradgo.’
Tan apriessa los latinos a Rodrigo son llegados,
e fízosse maravillado quando ge lo contaron,
‘Tornatvos,’ dixo, ‘Latinos, al conde con mi mandado,
e dezilde que non só rico nin poderoso fidalgo.
Mas só un escudero, non cavallero armado,
fijo de un mercadero, nieto de un çibdadano.
Mi padre moró en rúa e siempre vendió su paño,
fincáronme dos pieças el día que fue finado.
E commo él vendió lo suyo, venderé yo lo mio de grado,
ca quien ge lo conprava múchol’ costava caro.
Pero dezilde al conde, que de mi cuerpo atanto,
que de muerto o preso non me saldría de la mano.’
El conde quando esto oyó, fue mucho sañudo e irado,
‘¡Español, fi de enemiga, ya vos viene menazando!
Todos los otros mueran, aquel sea presionado,
e levátmelo a Saboya, muy las manos atadas.
Colgarlo he de los cabellos, del castillo privado,
mandaré a mis rapazes tan sin duelo golpar,
que en el mediodía diga que es noche cerrada.’
Caudillan las azes e lidian tan de grado.
‘¡Saboya!’ llamó el conde e ‘¡Castilla!’ el Castellano.
Veredes lidiar a porfía e tan firme se dar,
atantos pendones obrados alçar e abaxar,
atantas lanças quebradas por el primero quebrar,
atantos cavallos caer e non se levantar,
atanto cavallo sin dueño por el campo andar.
En medio de la mayor priessa Rodrigo fue entrar,
encontrósse con el conde, un golpe le fue dar,
derribóle del cavallo, non le quiso matar,
‘Preso sodes, don conde, el onrado saboyano,
desta guisa vende paño aqueste çibdadano.
Assí los vendió mi padre fasta que fue finado,
quien ge los conprava, assí les costava caro.’
Essas dixo el conde, ‘Mesura, español onrado.
Que omne que assí lidia non devía ser villano,
o eres hermano o primo del buen rey don Fernando.
¿Cómmo dizen el tu nonbre?, sí a Dios ayas pagado.’
Allí dixo Rodrigo, ‘Non te será negado.
Rodrigo me llaman aquestos quantos aquí trayo,
fijo só de Diego Laínez e nieto de Laín Calvo.’