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Folio 198v

 

muerto o preso metérvoslo he en vuestra mano.’

Essas oras dixo el rey, ‘Seyas bien aventurado.

Mas sey alferçe de mi seña, siempre te lo avré en grado,

e si me Dios torna a España, siempre te faré algo.’

Allí dixo Rodrigo, ‘Señor, non me sería dado,

do está tanto omne rico e tanto conde e tanto poderoso fijo de algo,

a quien perteneçe seña de señor tan honrado,

e yo só escudero e non cavallero armado.

Mas beso vuestras manos e pídovos un don,

que los primeros golpes yo con mis manos los tome,

e abrirvos he los caminos por do entredes vós.’

Essas horas dixo el rey, ‘Otórgotelo yo.’

Essas oras Rodrigo a tan apriessa fue armado,

con treçientos cavalleros quel’ besavan la mano,

contra el conde de Saboya salió tan irado Rodrigo.

Nunca viera seña nin pendón devisado,

ronpiendo va un manto que era de sirgo, la peña le tiró privado,

a priessa esto de punta a la meter,

la espada que traía al cuello, tiróla tan privado,

quinze ramos faze la seña.

vergüença avía de la dar a los cavalleros.

E bolvió los ojos en alto,

vio estar un su sobrino, fijo de su hermano,

quel’ dizen Pero Mudo, a él fue llegado,

‘Ven acá, mi sobrino, fijo eres de mi hermano,

el que fizo mi hermano en una labradora quando andava caçando.

Varón, toma esta seña, faz lo que yo te mando.’

Dixo Pero Bermudo, ‘Que me plaze de grado.

Conosco que só vuestro sobrino, fijo de vuestro hermano,

mas de que saliestes de España, non vos ovo menbrado.

A çena nin a yantar non me oviestes conbidado,

de fanbre e de frío só muy coitado.

Non he por cobertura del cavallo,

por las crietas de los pies córreme sangre clara.’

Allí dixo Rodrigo, ‘Calla traidor provado.

Todo omne de buen logar que quiere sobir a buen estado,

conviene que de lo suyo sea abidado,

que atienda mal e bien sepa el mundo passarlo.’

Pero Mudo tan apriessa fue armado,

reçebió la seña, a Rodrigo besó la mano,

e dixo, ‘Señor, afruenta de Dios te fago.

Vey la seña sin engaño,

que en tal logar vos la pondré antes del sol çerrado,

do nunca entró seña de moro nin de cristiano.’

Allí dixo Rodrigo, ‘Esso es lo que yo te mando.

Agora te conosco que eres fijo de mi hermano.’

Con treçientos cavalleros iva la seña guardando.

Viólo el conde de Saboya, en tanto fue espantado,

e dixo a los cavalleros, ‘Cavalgat muy privado.