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Folio 197r

 

El rey, quando lo oyó, enbió por todos sus reinados,

portogaleses e galizianos, leoneses e asturianos,

e Estremadura con castellanos.

E allí los mandó el rey tan aína judgarlos,

condes que tal cosa fazían, ¿qué muerte merecían?

Judgaron portogaleses a bueltas con gallizianos,

dieron por juizio que fuessen despeñados.

Judgaron leoneses con asturianos,

dieron por juizio que fuessen arrastrados.

Judgaron castellanos a buelta con estremadanes,

e dieron por juizio que fuessen quemados.

Fijos fueron del conde don Pedro del Canpó, mucho onrado.

Quando sopieron que Rodrigo de los reinos era echado,

entraron a Palençia por fuerça, que primero era condado,

e a muy grand desonra echaron fuera al perlado.

E fuésse querellar al pueblo çamorano,

‘Señor, miénbressete, ca non te deve ser olvidado,

con el rey vuestro padre ove a Palençia franqueado.’

E dixo el rey, ‘Muchas cosas que yo non puedo fazer, ¡mal pecado!’

Dixo Bernaldo el perlado, ‘Ir quiero a Roma querellarlo’

Essas horas dixo el rey, ‘Commo viéredes más guisado,

ca los reinos tengo que se me alçarán e los fijos dalgo.

¡Dios traxiesse a Rodrigo, que sabría caloñarlo!

Ca yo en la romería he abondo, ¡mal pecado!

En la unidat forçada, fasta que yo pueda emendarlo.’

En esta querella llegó otro mandado.

Cartas del rey de Françia e del emperador alemano,

cartas del patriarcha e del papa romano,

que diesse tributo España a Françia, desde Aspa fasta en Santiago.

El rey que en España visquiesse, siempre se llamasse tributario,

diesse fuero e tributo cada año.

Çinco son los reinados de España, assí vinié afirmado,

que diessen quinze donzellas vírgines en cada año,

e fuessen fijas dalgo,

e diez cavallos, los mejores del reinado,

e treinta marcos de plata que despensassen los fijos dalgo,

e azores mudados,

e tres falcones, los mejores de los reinados.

E este tributo que diesse cada año en quanto fuessen bivos cristianos.

Quando esto oyó el buen rey don Fernando,

batiendo va amas las palmas, las açes quebrantando,

‘¡Pecador sin ventura!, ¿a qué tiempo só llegado?

Quantos en España visquieron nunca se llamaron tributarios,

a mí véenme niño e sin seso e vanme soberviando,

más me valdría la muerte que la vida que yo fago.