Dixo Rodrigo de Bivar, ‘¿Quieres trocarlo?
Cámbialo comigo si el tuyo es más flaco.’
Allí dixo el conde, ‘Non me sería dado.’
Partiéronles el sol, e los fieles commo de cabo.
Ívanse dar seños golpes e erról’ el conde navarro.
Non lo erró Rodrigo de Bivar,
un golpe le fue dar que le abatió del cavallo,
enante que el conde se levantasse, deçendió a degollarlo.
D’esta guisa ganó a Calahorra Rodrigo el Castellano,
por el buen rey don Fernando.
El día de Santa Cruz de mayo,
que Atiença avía por reinado,
el rey moro Jesías de Guadalajara, que a África ovo poblado,
aquel moro Jesías, mucho honrado madriano.
E sópolo el rey moro Burgos de Ayllón muy loçano,
e vínosse para Castilla, de día e de noche andando.
A Bivar enbió el mandado,
e quando lo sopo Rodrigo cavalgó muy privado,
entre día e noche a Çamora es llegado.
Al rey se omilló e nol’ besó la mano,
dixo, ‘Rey, mucho me plaze porque non só tu vassallo.
Rey, fasta que non te armasses non devías tener reinado,
ca non esperas palmada de moro nin de cristiano,
mas ve velar al padrón de Santiago.
Quando oyeres la missa, ármate con tu mano,
e tú te çiñe la espada con tu mano,
e tú deçiñe commo de cabo,
e tú te sey el padrino, e tú te sey el afijado,
e llámate cavallero del padrón de Santiago,
e serías tú mi señor, e mandarías el tu reinado.’
Essas horas dixo el rey, en tanto fue acordado,
‘Non ha cosa, Rodrigo, que non faga por te non salir de mandado.’
Metiéronse a los caminos, passól’ Rodrigo a Malgrado,
que dizen Benavente, según dize en el romançe,
passólo a Astorga e metiólo a Monte Iraglo.
De allí se tornó Rodrigo, que le apresurava el mandado,
que se aguisavan paganos para correr el reinado.
De noche llegó Rodrigo a Bivar.
Dava su apellido, que non lo entendiessen los que vendían el reinado.
A Sant Estevan fue Diego Laínez llegado,
e don Ruy Laínez de Alfaro,
e don Laín Laínez que ovo a Treviño conprado,
e Fernand Laínez de Sant Estevan muy loçano.
El alvor quería quebrar, e aún el día non era claro,
quando assomavan los çinco reys moros por el llano,
por la defesa de Sant Estevan, a Duero non son llegados.
Allí adereçó Rodrigo, sus gentes acaudellando,
buelven la batalla, llegar querrán al Quarto.
Muchas gentes se perdieron de moros e de cristianos, ¡Malos pecados!
Í morieron quatro fijos de Laín Calvo,
muchos buenos cavalleros enderredor Rodrigo los ovo encontrados.
Desque vio el padre e los tíos muertos, ovo la color mudado,