‘¿Dónde son aquestas freiras, que algo me vienen demandar?’
‘Dezirvos hemos, señor, que non avemos por qué vos lo negar.
Fijas somos del conde don Gormaz, e vós le mandastes matar,
prisístesnos los hermanos e tenédeslos acá,
e nós mugieres somos, que non ay quien nos anpare.’
Essas oras dixo don Diego, ‘Non devedes a mí culpar,
peditlas a Rodrigo, si vos las quesiere dar,
prométolo yo a Cristus, a mí non me puede pesar.’
Aquesto oyó Rodrigo, començó de fablar,
‘Mal fezistes, señor, de vós negar la verdat,
que yo seré vuestro fijo e seré de mi madre.
Parat mientes al mundo, señor, por caridat,
non han culpa las fijas por lo que fizo el padre.
Datles a sus hermanos, que muy menester los han,
contra estas dueñas mesura devedes catar.’
Allí dixo don Diego, ‘Fijo, mandátgelos dar.’
Sueltan los hermanos, a las dueñas los dan.
Quando ellos se vieron fuera en salvo començaron de fablar.
Quinze días posieron de plazo a Rodrigo e a su padre,
‘Que los vengamos quemar de noche en las casas de Bivar.’
Fabló Ximena Gómez, la menor,
‘Mesura,’ dixo, ‘hermanos, por amor de caridat.
Irm’é para Çamora, al rey don Fernando querellar,
e más fincaredes en salvo e él derecho vos dará.’
Allí cavalgó Ximena Gómez, tres donzellas con ella van,
e otros escuderos que la avían de guardar.
Llegava a Çamora, do la corte del rey está,
llorando de los ojos e pediéndol’ piedat,
‘Rey, dueña só lazrada e áveme piedat,
orphanilla finqué pequeña de la condessa mi madre.
Fijo de Diego Laínez fízome mucho mal,
prísome mis hermanos e matóme a mi padre.
A vós que sodes rey véngome a querellar,
señor, por merçed, derecho me mandat dar.’
Mucho pesó al rey e començó de fablar,
‘En grant coita son mis reinos, Castilla alçárseme ha,
e si se me alçan castellanos, fazerme han mucho mal.’
Quando lo oyó Ximena Gómez, las manos le fue besar,
‘Merçed,’ dixo, ‘Señor, non lo tengades a mal,
mostrarvos he assossegar a Castilla e a los reinos otro tal.
Datme a Rodrigo por marido, aquel que mató a mi padre.