que cras, quando él llegasse, que nos fallasse lidiando.’
Allí movió Ruy Díaz.
Entre las tiendas de los françeses expoloneó el cavallo,
e ferían los pies e la tierra iva temblando.
En las puertas de París fue ferir con la mano,
a pesar de françesses fue passar commo de cabo.
Parósse ant’el papa, muy quedo estido,
‘¿Qué es esso, françeses e papa romano?
Siempre oí dezir que Doze Pares avía en Françia, lidiadores, ¡Llamadlos!
Si quesieren lidiar comigo, cavalguen muy privado.’
Fabló el rey de Françia, ‘Non es guisado.
Non ay de los Doze Pares que lidiasse si non con el rey don Fernando.
Apartat desque veniere el rey de España don Fernando,
e lidiaré con él de grado.’
Allí dixo Ruy Díaz, el buen Castellano,
‘Rey, vós e los Doze Pares de mí serés buscado.’
Ya se va Ruy Díaz a los sus vassallos.
Dan çevada de día, los sus vassallos son armados.
Todos fincan en la tierra fasta el sol rayado.
Assomaron los poderes del buen rey don Fernando.
A reçebirlos sale Ruy Díaz e tomó al rey por la mano,
‘Adelante,’ dixo, ‘Señor, el buen rey don Fernando,
el más honrado señor que en España fue nado.
Ya querrían aver en graçia los que vos llaman tributario.
Agora sanaré del dolor que andava coitado.
Tan seguro andat por aquí commo si oviéssedes entrado.
Yo lidiaré con estos, estad quedado.’
Allí dixo el rey, ‘Ruy Díaz el Castellano,
commo tú ordenares mis reinos, en tanto seré folgado.’
Allí fincó Ruy Díaz la tienda del buen rey don Fernando,
con las suyas cuerdas mezcladas, aderredor d’él los castellanos,
a buelta con estremadanos,
la costanera aragoneses, navarros, con leoneses, con asturianos,
por mantener la çaga portogaleses con galizianos.
Quando esto vio el papa romano,
dixo, ‘Oítme, rey de Françia, el emperador alemano.
Semeja que el rey de España es aquí llegado,
non viene con mengua de coraçón, mas commo rey esforçado.
Agora podredes aver derecho, si podiéremos tomarlo,
quanto aver sacó de España, todo lo ha despensado.
Agora ganaré d’él tregua por quatro años, es chico el plazo,
después darle hemos guerra e tomarle hemos el reinado.’
Dixieron los reys, ‘Señor, enbiat por él privado.’
Apriessa enbía por el rey el papa romano.
Quando esto oyó el rey don Fernando, armósse él e los fijos dalgo.
En seños cavallos cavalgan entre el rey e el Castellano,
amos lanças en las manos, mano por mano fablando